Existen diferentes propuestas para reducir nuestra huella de carbono. La energía solar, la eólica, la hidráulica, la nuclear, el litio, el gas natural, entre otras, son algunas de las opciones que se han platicado en diferentes foros que giran en torno a nuestro actuar y el medio ambiente. Sin embargo, el hidrógeno parece ser una de las más viables actualmente. Al elemento lo caracterizan su alta densidad energética, y la limpieza y seguridad de la energía que produce.
No es cualquier tipo de hidrógeno, en el medio se le conoce como hidrógeno verde, hidrógeno renovable o e-Hydrogen. Es decir, utilizan ciertas tecnologías que permiten que se use como combustible. En la NASA se ha usado durante varios años; sin embargo, al ser altamente inflamable y encontrarse únicamente en combinación con otros elementos, el costo de producirlo puede elevarse muchísimo. El plan a futuro es crear estrategias para que la producción de hidrógeno verde sea menos costosa y climáticamente neutra.
Este proyecto se está llevando a cabo en la Unión Europea: su intención es instalar electrolizadores de hidrógeno renovable de 40 gigavatios en la próxima década. De esta manera, lograrían su meta de emisiones neutras para el 2050. De igual forma, Joe Biden, en 2021, prometió, en su plan energético, que se asegurará de que el mercado pueda acceder al hidrógeno verde en una década. El hidrógeno regular no es realmente limpio, ya que se produce a partir del carbón o el gas natural. Por eso es importante la instalación de electrolizadores: el residuo del hidrógeno renovable es agua. Es decir, no produce, en ningún momento de su producción y utilización, CO2.
Estaremos atentos a los avances que resulten de los distintos proyectos. La descarbonización mediante este elemento se ha convertido en una discusión crucial y emocionante.
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