Desde el 8 de diciembre de 1997, México y la Unión Europea firmaron el Acuerdo de Asociación Económica, Concentración Política y Cooperación, sentando las bases fundamentales de un marco jurídico y social para regir las relaciones entre ambas partes del mundo, para después transformarse en el acuerdo conocido como Tratado de Libre Comercio entre México y la Unión Europea
Al mismo tiempo estas bases significó el primero de carácter trasatlántico, sirviendo así como base de negociaciones comerciales entre países de la Unión Europea y Latinoamérica.
No obstante, a pesar de las grandes oportunidades de desarrollo, las renegociaciones con el fin de actualizar beneficios para ambos lados de la moneda desde el 2016, concluyeron en 2020, donde incluyeron temas energéticos, de materias primas, buenas prácticas regulatorias y anticorrupción, pero la parte obscura es que en pleno 2022 no ha sido firmado ni entrado en vigor.
¿Qué está ocurriendo?
La razón de esto es que los procedimientos necesarios para su funcionamiento no han sido incluidos, incluyendo la revisión legal, la traducción a todos los idiomas y la propuesta de la Comisión Europea al Consejo y al Parlamento Europeo para su firma y ratificación.
Importancia del TLCUEM en México
Si bien es cierto que la relación comercial entre la UE y los estados del Bajío (Zacatecas, San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro, Jalisco, Michoacán y Aguascalientes) es esencial para el desarrollo de ambas partes del acuerdo, aún hay negociaciones dentro que deben atenderse de manera especial.
La relevancia de este acuerdo recae en que tan solo en la actualidad, la Unión Europea es el segundo mayor inversionista en México, aportando alrededor del 30% de la Inversión Extranjera Directa (IED), proveniente principalmente de España (9.8%), Alemania (6.6%), Bélgica (5.8%) e Italia (2%).
Tan solo los primeros ocho meses del 2022, el intercambio comercial entre México y la UE ascendió a $38 mil 910 millones de dólares, favoreciendo sectores como la fabricación de equipo de transporte, industria de bebidas y tabaco, de plástico, hule, química, las instituciones crediticias, financieras, de generación y distribución de energía eléctrica, de telecomunicaciones y servicios de alojamiento temporal, impulsando así a las economías de los estados del Bajío y facilitando a la creación de nuevos negocios y empleos.
El potencial del futuro
Ahora el siguiente paso es evaluar desempeño y crecimiento económico de la inversión europea en le Bajío, pero para lograr ello se requiere enfocar esfuerzos para la implementación y firma para obtener mayores oportunidades en áreas como ingeniería industrial, ingeniería electrónica, ingeniería mecánica, administración de empresas y derecho.
Considerando lo anterior permitirá “trazar una posible ruta para una mayor integración entre las economías de Europa y del Bajío; impulsada no sólo por un mayor nivel de inversión, sino por un esfuerzo en conjunto para crear una región más competitiva”, puntualizó el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO)
Comments